viernes, 13 de diciembre de 2013

Chile (I): Un referente de estabilidad política en Sudamérica

El Palacio de la Moneda en Santiago de Chile es la residencia oficial del Presidente. Foto: Wikimedia Commons

Es importante entender un país como Chile y no sólo porque vaya a jugar contra España en el mundial. Con su peculiar forma geográfica y sus 17 millones de habitantes, es el estado con mayor PIB per cápita y mejor índice de desarrollo humano de la zona, el único país sudamericano dentro de la OCDE, y cuenta con un crecimiento económico sostenido, una inflación baja y una estabilidad política que hasta hace poco se consideraban anómalas en el subcontinente. Aún así, no todo es jauja: los índices de desigualdad son los más altos del club de países desarrolados, las protestas estudiantiles por las tasas universitarias se han multiplicado en los últimos años y aún perviven algunos vestigios de la herencia de Pinochet en el texto constitucional.

Estas semanas, el país se ha enfrentado a unas elecciones generales que culminan este domingo con la segunda vuelta de las presidenciales. Michelle Bachelet parece la máxima favorita para convertirse en la primera presidenta reelegida en Chile desde 1952, pero antes necesita revalidar su victoria en primera vuelta frente a la líder conservadora Evelyn Matthei.

Durante este fin de semana estudiaremos en dos entradas el sistema político del país andino.


La consolidación de la democracia mediante una república presidencialista
Una de las claves de su éxito es su consolidado sistema democrático, lo que no deja de parecer sorprendente si tenemos en cuenta que la dictadura de Augusto Pinochet se prolongó de 1973 a 1990 y que la constitución aprobada en 1980 se mantiene aún asombrosamente vigente. La carta magna ha sido sometida a repetidas reformas, algunas profundas como la aprobada en 2005, pero la redacción de un nuevo texto está ahora en la agenda política y se ha convertido en una de las prioridades del partido de Michelle Bachelet. En el debate presidencial de esta semana, ésta anunció que pretende presentar un proyecto para el segundo semestre de 2014, aunque no cuenta con mayoría parlamentaria suficiente para modificarla en solitario. 

Augusto Pinochet salió derrotado en el plebiscito de 1988 y cedió el poder en 1990, tras 17 años de dictadura. Seguiría ocupando la jefatura del ejército hasta 1998. En la imagen, la transmisión de mando al nuevo presidente Patricio Alwyn. Foto: Biblioteca del Congreso Nacional de Chile / Wikimedia Commons
Chile es una república presidencialista, en la que las jefaturas de Estado y de gobierno se concentran en una sola persona, que es elegida de forma directa por cuatro años, a doble vuelta si ningún candidato supera la mitad de los votos en primera elección. Desde 1999, esta segunda vuelta ha sido siempre necesaria. Históricamente, la reelección en mandatos sucesivos solía estar prohibida y así se refleja en la actual constitución. Desde la reinstauración de la democracia, dos presidentes han buscado repetir en el cargo: Eduardo Frei a finales de 2009, diez años después de dejar la presidencia (1994-2000), y Michelle Bachelet ahora, cuatro años después (2006-2010).


El Congreso Nacional y el sistema electoral binominal
Aunque el nombramiento del presidente no dependa del Congreso en Valparaíso, su capacidad de obrar sí. El legislativo se compone de dos cámaras: la Cámara de Diputados, compuesta por 120 representantes y que se renueva totalmente cada cuatro años; y el Senado, con 38 representantes y que lo hace por mitades con la misma frecuencia. Desde que se redujo el mandato presidencial de seis a cuatro años en 2005, elecciones legislativas y presidenciales coinciden en el tiempo. Se trata de un sistema bicameral simétrico, por lo que ambas cámaras tienen una importancia similar, en un equilibrio de atribuciones muy parecido al estadounidense.

La composición de ambas cámaras se basa en el sistema binominal impuesto durante la dictadura, muy polémico y objeto de modificación en la actualidad. El país se divide en pequeñas circunscripciones con dos representantes cada una, y los ciudadanos chilenos pueden votar a un solo candidato de su circunscripción. Cada partido o coalición puede presentar hasta dos candidatos por circunscripción, pero sólo saldrán elegidos ambos si entre los dos suman más de dos tercios de los votos. Dada la dificultad que entraña obtener una victoria tan apabullante, lo normal es que las dos grandes coaliciones de izquierda y derecha se repartan los dos diputados de la circunscripción, lo que genera un sistema bipartidista muy equilibrado. 

En las recientes elecciones y tras años de protesta, cuatro de los líderes de la movilización estudiantil han entrado en el Congreso Nacional como diputados: Giorgio Jackson (a la izquierda) y Gabriel Boric (a la derecha) como candidatos independientes; Camila Vallejo y Karol Cariola (en el centro, de izquierda a derecha) por el Partido Comunista, dentro de la coalición de Bachelet. Foto: FEUC & Mar del Sur / Wikimedia Commons & Pslachevsky / Foter
El sistema binominal genera otras perversiones: un candidato independiente puede quedarse sin escaño aun ganando las elecciones en su demarcación, si los dos candidatos de un mismo partido suman más votos que él. Asimismo, si un candidato cosecha por sí solo más de dos tercios de los votos, su compañero de fórmula podrá haber obtenido solo un voto, que logrará el escaño frente a otros candidatos de la oposición más populares. En octubre se aprobó modificar este sistema electoral hacia uno más proporcional, aún por concretar, que seguramente implique un aumento del número de representantes y una modificación de las circunscripciones.

En los comicios de este año, las fuerzas de izquierda obtuvieron la mayoría absoluta en ambas cámaras, como ya analizamos en el último resumen electoral. Así, una improbable victoria de la líder conservadora Evelyn Matthei en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales dificultaría enormemente la gobernabilidad del país.

Mañana estudiaremos más detenidamente cuáles son los partidos políticos chilenos y la evolución del país durante estas dos décadas, con mayor hincapié en las modificaciones electorales que se han aplicado este año. 


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