Elbegdorj fue uno de los principales activistas de la transición a la democracia y en la actualidad ocupa la presidencia de Mongolia desde 2009. Foto: Wikimedia Commons |
¿Qué sale en los periódicos de Mongolia? ¿Cuáles son sus preocupaciones? Tras analizar la transición a la democracia y las características generales de su sistema político en la entrada anterior, nos metemos en su arena política y en el futuro económico que pueden comprar o no sus recursos naturales.
El clima político
La democracia de Mongolia es una de las más consolidadas del continente pero su breve historia está llena de turbulencias.
Tras aprobar la Constitución de 1992 y con un aparato político mejor organizado, el Partido Popular Revolucionario volvió a arrasar en las elecciones frente a la oposición. Sin embargo, su candidato presidencial salió derrotado frente a Punsalmaagin Ochirbat, quien a pesar de haber pertenecido al Partido Popular y haber ostentado el cargo desde 1990, había sido rechazado por sus correligionarios a causa de su perfil poco ortodoxo, y se había pasado a la oposición.
Comenzarían así una serie de reformas que se intensificarían con la victoria de la oposición en las elecciones legislativas de 1996 y que llevarían al país a una liberalización económica: se reformó el sector financiero, se privatizaron empresas públicas y se crearon impuestos a la renta. También se favoreció la libertad de prensa, y se promovió la defensa de los derechos civiles. Sin embargo, la implantación del sistema capitalista fue dolorosa para buena parte de la población, que tuvo que lidiar con una intenso aumento del paro al 50% y una creciente desigualdad social. A eso había que sumar la pérdida de las ayudas de la desaparecida Unión Soviética, que representaban un tercio de su PIB, y que ahora se veían sustituidas por una enorme deuda con Rusia.
A causa de ello y de su inexperiencia en el poder, la coalición de gobierno sufrió múltiples crisis. Se sucedieron cuatro primeros ministros entre 1996 y 2000. El joven Elbejdorg, antiguo líder revolucionario en las protestas de 1990 y máximo dirigente del Partido Democrático, no pudo ostentar la jefatura de gobierno hasta 1998 por su condición de diputado y aún entonces, duró menos de ocho meses en el cargo. Otro de sus dirigentes más emblemáticos, Sanjaasurengiin Zorig, fue asesinado tres días antes de anunciarse su nombramiento como primer ministro, en un suceso todavía poco clarificado.
En 2000, el Partido Popular Revolucionario vuelve al poder de la mano del polémico Nambaryn Enkhbayar como primer ministro. El antiguo partido único seguirá detentando el poder tras los comicios de 2004 y 2008 pero cada vez de modo más ajustado y conflictivo. En 2004 se forma una gran coalición con el opositor Elbejdorg como primer ministro pero el Partido Popular le retira el apoyo al año y medio, cuando logra el apoyo de tránsfugas del Partido Democrático para gobernar en solitario. Enkhbayar se convierte en presidente en 2005. En 2008, el resultado igualado y las presuntas irregularidades a favor del partido en el gobierno desembocan en disturbios públicos y cuatro días de Estado de emergencia. Es necesaria la formación de una nueva gran coalición, la cual está vez sí resistirá hasta el final de legislatura.
En 2009, Elbejdorg, ya un símbolo de la defensa de los derechos civiles y el liberalismo, logra una ajustada victoria frente a Enkhbayar y se convierte en el primer presidente de Mongolia desde la independencia sin lazos con el partido comunista. El viraje se consolida con la victoria del Partido Democrático en 2012, aunque se mantiene la gran coalición.
La corrupción, la falta de transparencia y un poder judicial ineficiente y no completamente independiente se hallan aún entre los grandes males de la política mongol. Un ejemplo de ello es la acusación y condena del ex presidente Enkhbayar por malversación y abuso de poder. Aunque pocos dudan de las malas prácticas de Enkhbayar, tampoco su proceso judicial estuvo libre de polémicas por la falta de contundencia de las pruebas en su contra, las malas condiciones de su encarcelamiento y el inicio del proceso poco antes de las elecciones legislativas de 2012, a las que Ekhbayar pretendía presentarse con un nuevo partido. Tras una huelga de hambre de diez días y estancias continuadas en centros de salud, recibiría el perdón presidencial en 2013.
A pesar de todo, cabe resaltar que a excepción de lo acaecido en 2008, la violencia no ha marcado la historia de la democracia de Mongolia. La intensa volatilidad electoral se ha reducido con la consolidación del Partido Democrático como alternativa fuerte al Partido Popular Revolucionario, ahora sólo Partido Popular, tras ganar experiencia de gobierno. Asimismo, el nuevo sistema electoral, más proporcional, se adecua mejor a la realidad del voto y reduce la crispación política, aunque también dificultará la gobernabilidad cuando no sea posible una gran coalición como hasta ahora. La escisión encabezada por Enkhbayar que sufrió el Partido Popular cuando abrazó definitivamente la socialdemocracia -y que adoptó la denominación original de éste- es una prueba del aumento del pluralismo.
El futuro económico: ¿un regalo envenenado?
Según el FMI, la economía mongola está creciendo a un 12% gracias a la fuerte inversión extranjera en el sector de la minería, especialmente en yacimientos cobre, oro y carbón. Éste superó el 17% en 2011 y se espera que mantenga cifras cercanas al 10% en el futuro. Más del 90% de las exportaciones de Mongolia dependen de sus recursos naturales, y un 89% de sus exportaciones van destinadas a China. Un crecimiento tan intenso en un país tan pequeño y de forma tan concentrada en un solo sector puede desestabilizar la vulnerable economía de Mongolia.
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Ulán Bator, con más de un millón de habitantes, ha crecido a un ritmo vertiginoso. Foto:Wikimedia Commons |
La inflación del 10% ya es un aviso de que la "enfermedad holandesa" puede repetirse. Poco a poco las actividades tradicionales de ganadería y agricultura, muy afectadas por los desastres naturales y la transición económica, se han visto completamente eclipsadas. Esto ha provocado la casi desaparición de la tradición nómada y una acelerada concentración de la mitad de la población en la capital Ulán Bator, buena parte en condiciones nefastas y engrosando los índices de paro y pobreza. Además, con el boom de los recursos, han surgido también grupos de mineros artesanales, auto denominados "ninjas", que trabajan al márgenes e las grandes explotaciones, en condiciones ínfimas y con un riesgo devastador para el medioambiente.
Por ello, uno de los objetivos del gobierno es que el crecimiento de la actividad extractiva en los yacimientos de Oyu Tolgoi (oro y cobre) y Tavan Tolgoi (carbón) aumenten las tasas de empleo nacional y se traslade parte de las nuevas riquezas a la mejora del nivel de vida del conjunto del país. La nueva Ley de Inversión Extranjera de 2012, que protege el mercado local y prohíbe a las corporaciones extranjeras adquirir más de un 49% de las explotaciones, pretende favorecer esto, pero también puede disuadir a inversores extranjeros.
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Mongolia busca nuevos aliados e inversores. En la imagen, Elbegdorj con el presidente estadounidense Barack Obama. Foto: Wikimedia Commons |
La apertura a nuevos países también es una de las prioridades del gobierno. Éste ha buscado nuevos aliados alternativos a sus dos vecinos, China y Rusia, como Japón, Estados Unidos o Corea del Sur. También son interesantes sus duraderos lazos diplomáticos con Corea del Norte, prolongados en el tiempo: los acuerdos firmados durante la visita oficial del presidente a este país con visitas oficiales y la firma de acuerdos faciltaría una salida al mar de la interior Mongolia a través de los puertos norcoreanos.
No cabe duda de que Mongolia va a cobrar en los próximos años un enorme protagonismo como mina del mundo, pero habrá que observar si el pequeño país es capaz de trasladar ese regalo a los bolsillos de su población sin ser sencillamente devorado por la ferocidad china. En definitiva, un ejemplo a pequeña escala muy interesante de lo que le puede a muchas de las potencias emergentes, que en la actualidad sustentan su crecimiento en unos recursos naturales finitos.
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