En el siglo XIII, Mongolia constituyó el mayor imperio de la historia de la humanidad, sólo ligeramente superado por el Imperio Británico durante el siglo XIX. Sus tierras comprendían la mayor parte del continente asiático y sus ejércitos sembraron el terror en el este europeo. Ocho siglos después del gobierno de Gengis Kan, poco queda de Mongolia como potencia mundial: encerrada y eclipsada entre sus vecinas Rusia y China, menos de tres millones de personas pueblan millón y medio de kilómetros cuadrados de estepas, desiertos y montañas, una extensión equiparable a tres veces el tamaño de España.
Entre Nochebuena y Nochevieja, descubriremos en dos entradas este país fascinante, aunque ignoto probablemente para muchos.
El nacimiento de la república de Mongolia y la transición a la
democracia
El territorio comprendido dentro
de la actual república de Mongolia corresponde sólo a la región de Mongolia
Exterior. Esta provincia logró
definitivamente la independencia en 1921, tras dos siglos y medio de dominación
china, y con la colaboración de Rusia. Mongolia Interior, más poblada pero más
asimilada culturalmente mediante la programación de migraciones de la etnia Han a la zona,
se mantuvo dentro de China y en la actualidad constituye una región autónoma.
Se calcula que entre la mitad y dos tercios de la población de etnia mongol
vive por tanto fuera de la república de Mongolia.
En la nueva república se impuso
un régimen comunista afín a Rusia que duró hasta 1990 con la caída de la Unión
Soviética. Tras una serie de manifestaciones y huelgas de hambre, encabezadas
por personajes como Sanjaasuren Zorig o Tsakhiagiin
Elbegdorj, se convocaron elecciones multipartidistas en el mes de julio. El
Partido Popular Revolucionario, sucesor del régimen comunista, ganó estos
comicios con un 60% de los votos y un 86% de los escaños del parlamento
unicameral. En enero de 1992 se aprueba una nueva constitución por la que
Mongolia deja de ser una República Popular, y se celebran nuevas elecciones.
El sistema político mongol
Con la nueva constitución, Mongolia
se convierte en una república parlamentaria. El presidente es elegido cada
cuatro años en elecciones directas pero su papel es fundamentalmente
representativo y ceremonial. El parlamento unicameral (Gran Khural) es también elegido cada
cuatro años y nombra al primer ministro, quien ostenta realmente el poder
ejecutivo.
El poder legislativo lo forman un
total de 76 diputados. El sistema electoral fue modificado en diciembre de 2011,
y pasó de mayoritario (con 26 circunscripciones, la mayoría plurinominales pero con listas electas en bloque) a mixto. En la
actualidad, 48 miembros son elegidos en circunscripciones uninominales y los
restantes 26 se reparten proporcionalmente. El umbral mínimo para que un
partido entre en la cámara es del 5%, y si el ganador de un distrito obtiene
menos de un 28% de los votos, se celebra segunda vuelta.
El Palacio de Gobierno, en Ulán Bator, sede del Parlamento y de las oficinas del Presidente y el Primer Ministro. Foto: Shoyuramen / Wikimedia Commons |
Históricamente son dos los
partidos que se disputan el poder en Mongolia: el Partido Popular, sucesor del
partido único comunista y ahora de programa socialdemócrata; y el Partido Demócrata, donde
militaron los principales líderes de la revolución y que actualmente aboga por
un fuerte liberalismo económico. El segundo gobierna desde 2012 y será el
encargado de lidiar con un crecimiento económico superior al 10% anual, una estadística
a la vez espectacular y envenenada para el futuro de Mongolia.
De las disputas entre ambos
partidos durante estas dos décadas y de los retos de este país en la
encrucijada de la sobreexplotación de recursos, hablaremos en el próximo post
de Nochevieja.
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