martes, 24 de diciembre de 2013

Mongolia en la encrucijada (I): La sombra de un imperio

La yurta es la vivienda tradicional de las tribus mongoles. El tradicional estilo de vida nómada se mantiene en algunos grupos, aunque se diluyó durante la dominación soviética. Foto: Wikimedia Commons


En el siglo XIII, Mongolia constituyó el mayor imperio de la historia de la humanidad, sólo ligeramente superado por el Imperio Británico durante el siglo XIX. Sus tierras comprendían la mayor parte del continente asiático y sus ejércitos sembraron el terror en el este europeo. Ocho siglos después del gobierno de Gengis Kan, poco queda de Mongolia como potencia mundial: encerrada y eclipsada entre sus vecinas Rusia y China, menos de tres millones de personas pueblan millón y medio de kilómetros cuadrados de estepas, desiertos y montañas, una extensión equiparable a tres veces el tamaño de España.

Entre Nochebuena y Nochevieja, descubriremos en dos entradas este país fascinante, aunque ignoto probablemente para muchos.

El Imperio Mongol en su máximo esplendor (1279) sobre el mapamundi actual. Su movilidad como nómadas les permitió extenderse velozmente en menos de un siglo, pero también les impidó erigir un dominio estable y prolongado. Imagen: Astrokey44 / Wikimedia Commons

El nacimiento de la república de Mongolia y la transición a la democracia
El territorio comprendido dentro de la actual república de Mongolia corresponde sólo a la región de Mongolia Exterior. Esta provincia logró definitivamente la independencia en 1921, tras dos siglos y medio de dominación china, y con la colaboración de Rusia. Mongolia Interior, más poblada pero más asimilada culturalmente mediante la programación de migraciones de la etnia Han a la zona, se mantuvo dentro de China y en la actualidad constituye una región autónoma. Se calcula que entre la mitad y dos tercios de la población de etnia mongol vive por tanto fuera de la república de Mongolia.

En la nueva república se impuso un régimen comunista afín a Rusia que duró hasta 1990 con la caída de la Unión Soviética. Tras una serie de manifestaciones y huelgas de hambre, encabezadas por personajes como Sanjaasuren Zorig o Tsakhiagiin Elbegdorj, se convocaron elecciones multipartidistas en el mes de julio. El Partido Popular Revolucionario, sucesor del régimen comunista, ganó estos comicios con un 60% de los votos y un 86% de los escaños del parlamento unicameral. En enero de 1992 se aprueba una nueva constitución por la que Mongolia deja de ser una República Popular, y se celebran nuevas elecciones.

Sanjaasuren Zorig, conocido como "la Urraca Dorada" es uno de los líderes más emblemáticos de las movilizaciones demócratas durante la transición. Después crítico con su propio partido por la crudeza de las reformas económicas, murió asesinado en 1998, tres días antes de su investidura como primer ministro y a los 36 años de edad. En la foto, Zorig, a la izquierda, con el también líder opositor, Erdenii Bat-Uul, días antes de las primeras elecciones. Foto: NonviolentConflict / Foter

El sistema político mongol
Con la nueva constitución, Mongolia se convierte en una república parlamentaria. El presidente es elegido cada cuatro años en elecciones directas pero su papel es fundamentalmente representativo y ceremonial. El parlamento unicameral (Gran Khural) es también elegido cada cuatro años y nombra al primer ministro, quien ostenta realmente el poder ejecutivo.

El poder legislativo lo forman un total de 76 diputados. El sistema electoral fue modificado en diciembre de 2011, y pasó de mayoritario (con 26 circunscripciones, la mayoría plurinominales pero con listas electas en bloque) a mixto. En la actualidad, 48 miembros son elegidos en circunscripciones uninominales y los restantes 26 se reparten proporcionalmente. El umbral mínimo para que un partido entre en la cámara es del 5%, y si el ganador de un distrito obtiene menos de un 28% de los votos, se celebra segunda vuelta.

El Palacio de Gobierno, en Ulán Bator, sede del Parlamento y de las oficinas del Presidente y el Primer Ministro. Foto: Shoyuramen / Wikimedia Commons

Históricamente son dos los partidos que se disputan el poder en Mongolia: el Partido Popular, sucesor del partido único comunista y ahora de programa socialdemócrata; y el Partido Demócrata, donde militaron los principales líderes de la revolución y que actualmente aboga por un fuerte liberalismo económico. El segundo gobierna desde 2012 y será el encargado de lidiar con un crecimiento económico superior al 10% anual, una estadística a la vez espectacular y envenenada para el futuro de Mongolia.

De las disputas entre ambos partidos durante estas dos décadas y de los retos de este país en la encrucijada de la sobreexplotación de recursos, hablaremos en el próximo post de Nochevieja.


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